The Thing de John Carpenter

Un vistazo al historial fílmico de John Carpenter nos revela que su carrera como director está tan llena de triunfos como de fracasos. Por cada obra genial como Halloween hay un fiasco como Ghosts of Mars. Por cada sublime clásico del “pop trash” como Big Trouble in Little China hay uno mediocre como Escape from LA. Es definitivo, su récord ha sido casi tan inconsistente como el de las adaptaciones fílmicas de Stephen King, y eso es decir mucho.

Ah, pero cuando lo hacía bien era genial, y no hay mejor ejemplo que su obra maestra The Thing de 1982. La trama: En la tundra de la Antártida, un perro huye de varios hombres que le disparan desde un helicóptero. El perro se refugia en un apartado campamento norteamericano de investigación científica. Los perseguidores, miembros de un campamento noruego aledaño, continúan disparándole de manera casi irracional. Uno de los noruegos se vuela a sí mismo con una granada y el otro recibe un balazo mortal de uno de los norteamericanos. Intrigados con la insistencia de los noruegos en matar al perro, los americanos deciden ir a su campamento a ver qué sucede.

Cuando llegan allí encuentran que el campamento está en ruinas y no hay signos de vida. Lo único que encuentran son los restos quemados de varios miembros del campamento, y lo que queda de una excavación profunda en el hielo. ¿Qué desenterraron los noruegos? Volviendo al campamento esa noche encuentran la terrible respuesta: el perro se transforma en una horrible criatura con un gran apetito y con la capacidad de transformarse en una réplica exacta de cualquier animal o humano que mata. Ahora los integrantes del campamento deben matar al organismo extraterrestre, pero ¿cómo saber quién es humano y quién es “la cosa”?

Kurt Russell en The Thing

Esta capacidad de mutación de la criatura es el toque maestro de la película. El hecho de que cualquiera de los integrantes del campamento pueda ser “la cosa” crea un ambiente de pura paranoia. Todos desconfían de todos pero nadie puede sobrevivir por su cuenta. Tampoco pueden huir (¿a dónde podrían escapar en la Antártida?). Carpenter exitosamente logra transferir estos sentimientos al espectador con recursos hitchconianos que aumentan nuestra tensión (estén pendientes a la escena de la “prueba de sangre”, que tiene que ser una de las escenas mejor logradas en la historia del cine de terror). Mucho se ha dicho de la cantidad abundante de “gore”, sangre y efectos especiales, que en mi opinión fueron excelentemente realizados y bienvenidos, pero es la tensión de la trama lo que de veras eleva esta cinta al nivel de un clásico.

En un artículo anterior mencioné el caso de Jaws de Steven Spielberg. La trama es tan buena y la cinta tan bien ejecutada que treinta años después nos sigue atrayendo, no importa si la hemos visto veinte veces y ya el tiburón no nos da miedo. Este definitivamente es el caso de The Thing. Ahora sólo espero que la secuela que están planificando no dañe el legado que dejó la original, como casi sucede con Jaws (Jaws 3D y Jaws IV: The Revenge, ugh).