Pearl Jam ha vuelto. Despúes de cuatro años sin lanzar un disco de música nueva, la banda está por lanzar su octavo disco de estudio simplemente titulado “Pearl Jam”. Estoy escuchando el álbum con una gran sonrisa en el rostro, ya que veo que la magia ha vuelto.

Sí, los últimos dos discos, Binaural y Riot Act, no estuvieron mal, pero me habían llevado a temer que la banda finalmente había agotado su fuente creativa. Aunque ambos contenían canciones memorables, en general parecían deprimidos, en especial Eddie Vedder, que sonaba viejo y cansado. También en parte responsable, y da pena decirlo, fue la adición del virtuoso Matt Cameron a la batería. Sus ritmos “off-time” hasta cierto punto estancaron el fluir de la banda. Esto funcionaba excelentemente para una banda de música Grunge “enfangada” como Soundgarden, pero no para Pearl Jam.

En cambio, el Pearl Jam del 2006 se ha rejuvenecido. Las canciones son inmediatamente accesibles desde la primera vez que se escuchan, algo que no veíamos desde Yield en 1998. La banda se encuentra en un espíritu combativo que le da vitalidad y urgencia a la música. David Fricke de Rolling Stone supone que este espíritu viene de los tiempos de guerra que vivimos, y las letras de Vedder así dan a parecer. Ayudando en este esfuerzo están los duelos de guitarra de Stone Gossard y Mike Mcready, quienes suben el volumen hasta once en canciones como Life Wasted, World Wide Suicide, Severed Hand y la excelente Comatose que pone a Pearl Jam en modo punk de vieja escuela. Y hablando de vieja escuela, la banda hace varios experimentos exitosos: Parachutes, que los encuentra en una vibra psicodélica/”peace and love” que recuerda a los Beatles, y Come Back, una canción de blues tradicional absolutamente bella.

El álbum estará a la venta desde el 2 de mayo. Ahora bien, mi pregunta es cuándo se le ocurrirá a los promotores del patio traer a Pearl Jam a Puerto Rico. Hey, nunca se debe dejar de soñar ¿no?