Diseño Inteligente

La Sociedad de Escépticos de Puerto Rico ha publicado dos artículos interesantes relacionados a la reciente controversia del argumento del diseño inteligente. Ambos artículos son sumamente detallados y explican a fondo los argumentos del lado de los evolucionistas respecto a este enfrentamiento. En el ensayo Diseño Inteligente, Daniel R. Altschuler se concentra en los argumentos más famosos de los proponentes del diseño inteligente, y presenta las refutaciones de los escépticos a cada uno. Entre éstos se destacan:

  • La analogía del relojero, que dice que si encontramos un reloj y examinamos su complejidad, podemos concluir que el reloj fue diseñado por un ser más complejo, el relojero. Los proponentes del diseño inteligente utilizan este argumento para declarar que al observar la complejidad del universo y sistemas como el DNA, debemos concluir que fuimos creados por un diseñador más complejo que nosotros. Básicamente están refutando la posibilidad de que sistemas básicos puedan dar paso a sistemas más complejos. La historia del relojero está correcta; un ser más complejo creó un aparato más simple. Pero la conclusión que hacen sobre la naturaleza, según la observación científica, es errónea; organismos simples han evolucionado hacia organismos más complejos y viceversa.
  • La regresión infinita. El postulado del relojero, si lo tomáramos como cierto, implica que todo sistema complejo lo diseñó un ser más complejo. Si un creador diseñó nuestro universo, ¿quién diseñó al diseñador?
  • Edad de la tierra. Esto lo discutí en un artículo anterior sobre contradicciones entre la biblia y la historia observable. Algunos proponentes de la tierra joven dicen que examinando las generaciones en la biblia podemos concluir que la tierra no puede tener más de 10,000 años. Cualquier observación geológica sencilla puede derrotar fácilmente esta posición. La edad de la tierra es alrededor de 4.5 billones de años.
  • El DNA. Altschuler lo señala correctamente como uno de los argumentos más poderosos para la evolución. Grandes diferencias externas entre organismos son en realidad diferencias mínimas en DNA. En aquellos genes que compartimos con un chimpancé, más del 98% son iguales. En el caso de un ratón, la similaridad es de aproximadamente 85%. Esto apunta a la clara existencia de la línea evolutiva en el planeta tierra. ¿Alguna vez se ha preguntado por qué compartimos tantos rasgos familiares con otros animales, y no sólo los monos?

Igual a éstos hay otros argumentos que el ensayo explica en detalle. En el artículo Evolución vs. Diseño Inteligente, Round 2, Luis R. Ramos narra la crónica de cómo esta controversia ha vuelto a la atención pública después de 80 años:

El año pasado, un grupo de activistas fundamentalistas hizo campaña hasta conseguir que una mayoría de 8 miembros del consejo escolar de una escuela de Dover, una pequeña comunidad rural de Pensilvania, obligara a sus profesores de ciencia a enseñar el concepto del diseño inteligente para explicar el origen de la vida, como una alternativa a la Teoría de la Evolución.

El consejo escolar pidió a sus maestros que explicasen, a los estudiantes de noveno grado, que “hay huecos” en la Teoría Darviniana, que “no es un hecho” y que el diseño inteligente es una alternativa que deben explorar, algo que irritó enormemente a la comunidad científica estadounidense.

El resto del artículo hace un recuento de la controversia y cómo se ha resuelto, por el momento. También destaca el pronunciamiento que ha hecho George W. Bush en favor del diseño inteligente y la resolución de la legislatura puertorriqueña que se solidariza con las expresiones de Bush.

Además de las excelentes explicaciones que dan Altschuler y Ramos, me parece pertinente aclarar algunos conceptos sobre qué es ciencia y cómo funciona:

  • Todas las explicaciones que da la ciencia acerca del universo en que vivimos son provisionales. Las leyes y teorías científicas tienen que pasar por un proceso de experimentación y verificación independiente de manera que se llega a un acuerdo general, pero temporero, sobre su validez. Ejemplo: Todos sabemos que la tierra es redonda. Un cantidad de científicos pudieron predecir esto antes que se corroborara por observación directa. Sin embargo, mañana Pepe Pérez puede salir de una cueva en Camuy y anunciarle al mundo que la tierra no es redonda, sino una placa plana que se apoya en el caparazón de una tortuga gigante. La comunidad científica entonces dice, “chévere, ahora pruébalo”. Si Pepe Pérez puede producir evidencia fuerte, que se pueda apoyar con experimentación independiente, la explicación de la tortuga gigante se hace parte del cuerpo de conocimiento científico. Nota: Esta es una ilustración jocosa, pero situaciones como ésta, donde ideas radicales se han convertido en consenso, son cosa común en la ciencia. Un buen ejemplo es la aceleración del universo.
  • El significado de la palabra ‘teoría’. Esta es una de las mayores fuentes de confusión. En nuestro lenguaje diario, la palabra ‘teoría’ significa una impresión, suposición o corazonada (“mi teoría es que dejé las llaves en la oficina”). Una teoría científica, en cambio, es un modelo consistente que explica un fenómeno natural. Estos modelos surgen de experimentación científica y son sistemáticos, predictivos, lógicos, comprobables y nunca han sido probados falsos. Por ejemplo, en la teoría de la relatividad Einstein explica que no existe tal cosa como la simultaneidad de dos eventos. Esto es un concepto radical, pero todas las observaciones del movimiento de objetos en el universo han sido consistentes con la teoría de Einstein.
  • La evolución es una teoría científica, y es también un hecho. En su excelente ensayo Evolution as Fact and Theory, Stephen Jay Gould lo describe de la mejor manera posible:

    Los hechos no desaparecen cuando los científicos debaten entre teorías rivales para explicarlos. La teoría gravitacional de Einstein reemplazó a la de Newton, pero las manzanas no dejaron de caer, esperando el resultado del debate. Y los humanos evolucionaron de ancestros parecidos a simios, no importa que haya sido por el mecanismo propuesto por Darwin o por alguno otro que no ha sido descubierto.

  • Desprobar la evolución no prueba el diseño inteligente. Utilizar argumentos para desprobar a Darwin sólo podría tener el efecto de desprobar a Darwin. De ninguna manera esto prueba el diseño inteligente. Esta es la falacia lógica del Falso Dilema.
  • El diseño inteligente no es una teoría. Wikipedia tiene una lista de condiciones con las que debe cumplir una teoría científica:
    • Interna y externamente consistente.
    • Parca en las explicaciones o entidades propuestas. Ver la Navaja de Occam.
    • Útil al describir y explicar un fenómeno observado.
    • Empíricamente comprobable y falsificable.
    • Basada en múltiples observaciones en forma de experimentos controlados y repetidos.
    • Progresiva. Debe alcanzar lo que han alcanzado teorías anteriores, y más.
    • Provisional o tentativa. Admite que puede no estar correcta en vez de afirmar certeza.
    • Corregible y dinámica. Se hacen cambios a medida que se descubren nuevos datos.

    El diseño inteligente “no es empíricamente comprobable porque su conclusión central se basa en la creencia de la intervención de un agente sobrenatural”. Esto es citando de una declaración conjunta que 38 receptores del Premio Nobel hicieran en septiembre del 2005.

    Las dos últimas condiciones son importantes porque nos hacen entender la verdadera naturaleza de la ciencia. Muchos tienen una idea de que los científicos son un montón de ateos que dictan al mundo sus creencias personales desde su Monte del Olimpo. La realidad es que la ciencia se autocorrige cada día, y viejas ideas se reemplazan por nuevas cuando éstas se comprueban o explican mejor un fenómeno. Y que esté claro, no hay vacas sagradas. En cambio, la religión tiene una serie de enseñanzas que son dadas desde un principio y que no varían, no importa cuánta evidencia contraria pueda existir. El diseño inteligente no es ciencia, es religión.</li> </ul>

    Es importante entender que el ánimo del científico no es infrigir en la fe de nadie. Sólo abogan porque en el salón de ciencia se enseñe lo que verdaderamente es el método científico, y que lo que es claramente religión se enseñe en cursos dedicados a estos temas. De hecho, muchos teístas que entienden estos conceptos científicos comprenden que su creencia en dios es una cuestión exclusiva de fe, y que no hay necesidad de buscar evidencia física para sentirse más seguros de su creencia espiritual.