Rage Against the Machine

El género del rap-metal (y su hijo el nu-metal) siempre le ha pertenecido fundamentalmente a los blancos en Estados Unidos. Esto es a diferencia del hip-hop tradicional, que hoy en día es tan blanco como negro. A mediados de los noventa, una cantidad de artistas metal se enamoraron de la actitud y la agresividad que presentaba el gangsta rap y la mezclaron con elementos del Thrash y el Industrial. De ahí obtuvimos bandas como Korn y Limp Bizkit; en esencia grupos metal con un MC rapero en el micrófono. El problema de esta combinación es que estos artistas multiplicaron por diez la agresión y añadieron una cuantiosa dósis de testosterona y actitud misógina, pero olvidaron por completo el funk, el beat que al fin y al cabo hace al rap divertido hasta el día de hoy.

Rage Against the Machine siempre fue una banda diferente a esta tendencia. Aunque la fórmula banda metal/cantante rap se repite aquí, la sección de ritmo de Rage siempre se inspiró más en James Brown que en John Bonham, logrando una curiosa combinación de agresividad y “funkiness” que otros grupos nunca pudieron igualar. Por otro lado está el virtuoso de la guitarra, Tom Morello, que se convirtió en uno de los músicos rock más influyentes de los noventa con sus innovadores sonidos en la guitarra (reproduciendo a perfección el “scratch” de un DJ y proclamando orgullosamente en los panfletos de los discos que “todos los sonidos en este álbum fueron hechos con guitarra, bajo, batería y voz”). Finalmente del lado hip hop está Zach de la Rocha, con letras ardientes cargadas con política de izquierda, denunciando el imperialismo (usualmente el del gobierno de EE.UU.) y recitando odas a la revolución armada de los indígenas oprimidos. En efecto, Rage fue la banda que mejor logró capturar la alquimia rap-metal, y cuando la química era perfecta no sólo crearon la mejor música de su género sino que también alguna de la mejor música de su época.

El autotitulado primer álbum de la banda contiene algunas de sus canciones más memorables. En este caso el sonido de la banda es simple y directo: los riffs de Tom Morello son limpios y el estilo de Zach de la Rocha sale directo del rap de la vieja escuela. Las mejores canciones aquí son Know your Enemy, Wake Up y Freedom (en especial les recomiendo que vean el vídeo de Freedom). El explosivo primer tercio de Evil Empire, su segundo disco, con canciones como Bulls on Parade, People of the Sun y Vietnow fácilmente es de lo mejor del catálogo de Rage. Es una pena que el resto del disco nunca logra igualar la fórmula; la balanza rap/metal se inclina hacia el metal. Afortunadamente en The Battle of Los Angeles, Rage vuelve a capturar la magia, esta vez con más influencias del gangsta rap en el lado hip-hop y con una explosividad en el lado rock nunca antes vista. Canciones como Calm Like a Bomb y Guerrilla Radio son de lo mejor aquí. Para finales de los noventa ya la banda prácticamente se había desintegrado, pero no diría adiós sin antes sacar el álbum Renegades, donde le hacen homenaje a las grupos que más los influenciaron. Este experimento, que muy fácilmente pudo haber sido desastrozo, resulta increíblemente bueno, principalmente porque la banda no trata de imitar a los artistas originales. Las mejores canciones son How Could I Just Kill a Man (original de Cypress Hill) y Renegades of Funk (original de Afrika Bambaataa). También es interesante escuchar a Zach de la Rocha cantando Punk en In My Eyes (original de Minor Threat); le queda muy bien. Por último les recomiendo cualquiera de los vídeos que hay disponibles de la banda tocando en vivo. Es fascinante ver cómo miles y miles de personas brincan al unísono ante el poder de la música de Rage.

La biología explica que la pérdida de diversidad genética produce falta de evolución y por lo tanto extinción prematura. En la música ocurre lo mismo; un género musical tiene la muerte segura cuando se niega a cambiar, a mutarse y combinarse con otros. Cada cierto tiempo aparecen bandas como Rage Against the Machine, que con su innovación se aseguran que el rock jamás morirá.