Elvis Presley/Tego Calderon

El enemigo del arte es el buen gusto. -Thomas Hoving

Estuve mirando hoy un programa de televisión interesantísimo dedicado a Elvis Presley y su impacto en la música popular, literalmente la creación del rockanrol. Uno de los temas discutidos en cualquier retrospectiva dedicada a Elvis es, como siempre, el horror de los padres de la época al ver a este muchacho moviendo sus caderas de la forma que lo hacía, tanto que Ed Sullivan declaró que Elvis jamás aparecería en su programa de televisión. Ed Sullivan, como muchos conocen, tuvo que comerse sus palabras más tarde, y Elvis apareció en el show, pero la camara sólo lo tomó de la cintura hacia arriba. Lo conservador de esta época es algo difícil de comprender para nosotros hoy día, pero definitivamente es un comentario sobre lo mucho que ha cambiado la sociedad de los cincuenta hasta hoy.

Uno de los puntos mas interesantes lo presentó uno de los entrevistados, quien decía que Elvis “se basó en los géneros musicales del supuesto ‘fondo’ de la cultura, los menos reconocidos por la sociedad, la música ‘del los pobres’ como el blues, el country y el honky tonk, y de ellos creó la mezcla que luego le llamaron rockanrol”. Elvis “reconoció que era en estos géneros musicales donde estaba la vitalidad” y, como decía otro comentarista, era música llena de sensualidad y sexualidad. Cuando lo pensamos bien, esta unión de la música “de abajo” con los temas controversiales, de los cuales el sexo es el principal, es la verdadera fundación del Rock (Rock en el término amplio de la palabra, que abarca la gran parte de la música popular de los últimos cincuenta años, incluyendo el rap y otros).

Esta subversividad ha sido la fuerza motriz de todos los movimientos significativos en la historia del rock. Antes de Bob Dylan el único tema en la música pop era el amor y el sexo; Dylan revolucionó el pop para siempre trayendo la política y el tema social que antes sólo se encontraba en el folk. A finales de los setenta, cuando el Disco era un género donde el productor era el verdadero artista, y el Rock de Estadio (Boston, Journey, REO Speedwagon) se había convertido en un monstruo corporativo, el punk surgió como la antítesis, cambiando toda la música que vino después. A principios de los noventa, cuando el rock pesado se había convertido en una caricatura de sí mismo (el llamado Hair Metal), llegó el Alternative y mató a todas esas bandas de un sólo golpe.

Ninguno de estos movimientos se basó en la destreza técnica o altos conceptos musicales; el hilo común es la vuelta a lo básico, a las raíces que hacen la música divertida, vital e incendiaria. Es por esto que a veces no puedo entender a ciertos ‘snobs’ que de un plumazo despachan géneros músicales completos por considerarlos immorales o faltos de calidad. La persona que todavía le sorprende cómo el Rap y Reaggaetón han durado tanto debe considerar por qué esta música le habla a tanta gente; cuál es el mensaje que ha conectado a toda una generación de jóvenes al punto que, como muchas generaciones anteriores, definen su identidad y estilo de vida basándose en esta música.

El mismo concepto lo podemos aplicar a la llamada “crisis de la Salsa”. La Salsa ha caído en crisis precisamente porque de un momento en adelante se volvió demasiado “linda” y sus exponentes abandonaron los temas de la calle en favor de los temas románticos. Aún la Salsa erótica de los ochenta lograba generar controversia, pero ya para los noventa ni ésta existía. Como decía Roberto Roena, “le estamos dando vainilla cuando la gente quiere chocolate”. Ciertamente de Lavoe a Santarrosa se ganó respeto pero se perdió el alma, y ahora todos añoran la vuelta a la “Salsa Gorda”. El resultado final de esta sanitización (y precisamente la razón por la que creo que la Salsa Gorda no volverá) es que ya ningún joven define su identidad basado en este género; ya no hay jóvenes “cocolos”. El Rap/Reggaetón tomó este lugar.

El documental de Elvis hablaba de cómo la gente se reunía, a veces en secreto, a escuchar y bailar el rockanroll. Se sorprendería usted de la cantidad de gente que hoy escucha y disfruta en secreto del Reggaetón, y no hablo de jóvenes.